DESARROLLO SUSTENTABLE
El desarrollo sustentable,
permite satisfacer las necesidades actuales sin comprometer las posibilidades
de las generaciones futuras. Esto quiere decir que las actividades económicas
basadas en la explotación del petróleo, por citar un ejemplo, no son
sustentables ya que el petróleo es un bien no renovable que se agotará tarde o temprano y que causa
daños al medio
ambiente.
De esta manera, gracias a este tipo de
desarrollo lo que consigue son dos cosas fundamentales. Por un lado, se apuesta
de manera contundente por proteger el entorno natural que nos rodea; y por
otro, lo que se hace es lograr una mejor calidad de vida para los ciudadanos.
El
concepto desarrollo sustentable se relaciona directamente con la llamada
crisis ambiental, que no es un fenómeno reciente o nuevo pues sus
primeras expresiones comienzan a ser analizadas en la década de los años
sesenta del siglo pasado (hace casi cincuenta años). Al respecto, diversos
autores señalan que es claro que los problemas socio-ambientales generados por
el capitalismo, modelo de desarrollo depredador de la naturaleza y de las
culturas, comienzan a evidenciarse precisamente en las últimas décadas del
siglo XX.
Entre los factores clave del
desarrollo sustentable, se encuentra el crecimiento poblacional, la demanda
energética, el cambio climático, la escasez de recursos y del agua, y el manejo
de residuos.
El desarrollo sostenible se basa en tres
factores: Sociedad, Economía y Medio
ambiente.
El ámbito del desarrollo sostenible puede dividirse conceptualmente en
tres partes: ecológico, económico, y social. Se considera el aspecto social por
la relación entre El bienestar
social con el medio ambiente y la bonanza económica. El triple resultado es un conjunto de indicadores de desempeño de una organización en las
tres áreas, pero que tiene cuatro dimensiones básicas:
·
Conservación.
·
Desarrollo (apropiado) que no afecte sustantivamente los ecosistemas.
·
Paz, igualdad, y respeto hacia los derechos humanos.
·
Democracia.
Se deben satisfacer las necesidades sociales y de la población, en lo
que concierne a alimentación, vestimenta, vivienda, y trabajo, pues si la
pobreza es habitual, el mundo estará encaminado a catástrofes de varias clases,
incluidas las ecológicas y las humanitarias. Asimismo, el desarrollo y el
bienestar social están limitados por el nivel tecnológico, los recursos del
medio ambiente, y la capacidad del medio ambiente para absorber los efectos de
la actividad humana.
Ante esta situación, se plantea la posibilidad de mejorar la tecnología
y la organización social, de forma que el medio ambiente pueda recuperarse al
mismo ritmo que es afectado por la actividad humana, para de tal forma evitar
un déficit de recursos.
En resumen, el desarrollo sostenible o sustentable es un concepto
desarrollado hacia el fin del siglo XX como alternativa al concepto de desarrollo habitual, haciendo énfasis en
la reconciliación entre el crecimiento económico, los recursos naturales y la
sociedad, evitando comprometer la posibilidad de vida en el planeta, ni la
calidad de vida de la especie humana.
DESARROLLO
HUMANO SUSTENTABLE
"El
desarrollo humano entraña mucho más que el simple aumento o disminución del
ingreso nacional. Significa crear un entorno en el que las personas puedan
hacer plenamente realidad sus posibilidades y vivir en forma productiva y
creadora de acuerdo con sus necesidades e intereses. Los pueblos son la
verdadera riqueza de las naciones y, por ende, el desarrollo consiste en la
ampliación de las opciones que ellos tienen para vivir de acuerdo con sus
valores (Dután H. 2003)
..."
Un elemento fundamental para la ampliación de esas opciones es el desarrollo de
la capacidad humana, es decir, las múltiples cosas que la gente puede
hacer o ser en la vida. Las capacidades esenciales para el desarrollo
humano son vivir una larga vida y sana, tener conocimientos, tener acceso a los
recursos necesarios para alcanzar un nivel de vida decoroso y poder participar
en la vida de la comunidad."
..."En
la búsqueda de "ese algo más" el desarrollo humano comparte una
visión común con los derechos humanos. El objetivo es la libertad humana, la
cual resulta vital para el desarrollo de las capacidades y ejercicio de
los derechos. Las personas deben tener libertad para hacer uso de sus opciones
y participar en las decisiones que afectan sus vidas. El desarrollo humano y
los derechos humanos se refuerzan mutuamente, ayudan a garantizar el bienestar
y dignidad de todas las personas y fomentan el respeto por sí mismas y por las
demás."
Una
de las capacidades para alcanzar el desarrollo humano es la innovación en la
esfera tecnológica" gracias a los avances decisivos en las esferas
digital, genética, y molecular, se amplió el ámbito en que la humanidad puede
emplear las aplicaciones tecnológicas para erradicar la pobreza.
"La
tecnología no es intrínsecamente buena ni mala. Los resultados dependen de su
aplicación, ....Muchas tecnologías son instrumentos del desarrollo humano que
permiten a las personas elevar sus ingresos, vivir más con mejor salud,
disfrutar de mejores niveles de vida, participar más activamente en sus
comunidades y llevar vidas más creativas....La tecnología es como la educación:
permite a las personas salir de la pobreza".
"Las
innovaciones tecnológicas son una expresión de la potencialidad humana,
mientras más elevados sean los niveles de educación, más notable será la contribución
a la creación y la difusión de la tecnología. Más científicos podrán dedicarse
a la investigación y el desarrollo, y más agricultores y obreros de mayor nivel
de educación podrán aprender, dominar y aplicar las nuevas técnicas con mayor
facilidad y eficacia. Además, la libertad social y política, la participación y
el acceso a los recursos materiales crean condiciones que alientan la
creatividad popular".
El
concepto de desarrollo ha sido asumido con una jerarquía del crecimiento
económico y condicionado a la capacidad técnica, de otro lado, el supuesto
desde el cual se convoca parte de que la riqueza que se crea por sí misma
impulsa un desborde de beneficios que cobija a todos los sectores de la
sociedad, incluyendo a los artífices de la producción
DESARROLLO
TERRITORIAL
Los
enfoques territoriales conciben el territorio tanto como un espacio geográfico
como una construcción histórica. La dimensión geográfica del territorio
consiste en su superposición total o parcial (más frecuente) con una entidad
geofísica definida mediante criterios ecológicos, como una cadena montañosa,
una cuenca hidrográfica, una isla o una micro región climática. La dimensión
histórica del territorio está definida por factores relacionados con la
presencia y la permanencia del hombre, como la etnicidad, una particular
orientación productiva (p. ej., el predominio de un sistema agrícola
específico, cultivo o empresa agroindustrial) o, muy a menudo, la existencia de
una entidad geopolítica local (como un municipio). Estos factores determinados
por el hombre configuran una identidad territorial, que se advierte en
el sentimiento de pertenencia a ese territorio compartido por sus habitantes
(con niveles variables). De hecho, dicha identidad representa el indicador
básico de la existencia de un territorio en calidad de construcción histórica.
Por
lo general la identidad territorial es más evidente en las zonas geográficas
pequeñas, como una comunidad rural. En las unidades territoriales de mayor
tamaño esa identidad puede ser más débil, por ejemplo en un departamento,
región, nación o incluso una formación histórica transnacional (como América
Latina en su conjunto). Sin embargo, los enfoques territoriales no consideran
estos micro-territorios o macro-territorios escenarios apropiados para el
proceso de desarrollo territorial. En su lugar, se centran en territorios
suficientemente pequeños para permitir una pronta y considerable identificación
por parte de los agentes sociales y suficientemente grandes para contener los
activos naturales, económicos, sociales, tecnológicos, financieros, jurídicos y
políticos necesarios para impulsar el desarrollo sostenible. En la práctica,
esas unidades medianas corresponden a los niveles inferiores de la estructura
territorial administrativa del Estado-nación descentralizado, es decir a los
municipios o conjuntos de municipios (las mancomunidades), o a cualquier otra
unidad territorial en la que las instituciones de la sociedad civil y las
estructuras administrativas locales se interrelacionan directamente. Desde esta
perspectiva, el concepto de desarrollo territorial sustancialmente coincide con
el de desarrollo local.
Los
enfoques territoriales, abordan la situación general de un territorio a
cualquier momento dado, como el resultado de un proceso que abarca múltiples
factores, como son la base de recursos naturales, la distribución de los modos
de vida en la sociedad, la disponibilidad de conocimientos especializados
adecuados, la eficiencia de la administración local, la eficacia de los vínculos
entre los medios rural y urbano y la capacidad relativa para participar en los
mercados nacionales e internacionales. Este proceso se desenvuelve de forma
espontánea y refleja los factores endógenos “de repulsión” y los factores
exógenos “de atracción” (que se originan en los entornos económicos y políticos
nacional y mundial en los cuales se encuentra inmerso el territorio local). El
supuesto básico de los enfoques territoriales consiste en que los agentes
locales tienen la posibilidad de ejercer un mayor control sobre el cambio
generado por los factores endógenos y exógenos a fin de maximizar los elementos
y factores que sostienen el desarrollo rural y minimizar los que producen un
impacto perjudicial en la identidad local ambiental, económica, social y cultural.
En otras palabras, es posible promover una mejor gestión de las dinámicas
territoriales. En el decenio de 1990 esto pasó a denominarse “ordenamiento
territorial”.
El
concepto de ordenamiento territorial nace de las políticas verticales
impulsadas por el Estado, dirigidas hacia la ordenación de los recursos
naturales o de los ecosistemas de mayor importancia. No obstante, en cuanto el
desarrollo sostenible dejó de centrarse en los vínculos entre la economía y el
medio ambiente para dar paso a una relación de equilibrio más general entre los
costos y los beneficios a corto y a largo plazo (y su distribución), el campo
de acción del ordenamiento territorial se expandió hasta abarcar no sólo la
ordenación de los recursos naturales sino el desarrollo territorial en general.
Además, una vez que el término “ordenamiento” se aplicó a un enfoque “de abajo
hacia arriba” de las dinámicas de desarrollo, perdió su connotación “vertical”
y pasó a denotar un proceso de concertación en que participaban todos los interesados
directos del territorio. Este cambio de orientación doble se vio confirmado por
el tono sociopolítico (y no meramente técnico o económico) de las decisiones
relativas al ordenamiento territorial. De este modo, el concepto de
ordenamiento se articuló con la crítica política predominante en las
concepciones de las ciencias sociales y el desarrollo en América Latina.
DESARROLLO
LOCAL
Se
encuentra relacionada con las políticas de desconcentración y descentralización
relativas al reajuste postestructural, que impulsaron a los gobiernos locales a
asumir las funciones tradicionalmente desempeñadas por el gobierno central,
como el fomento del desarrollo económico, el mantenimiento de la
infraestructura, la prestación de servicios y cierto grado de protección contra
los riesgos para el medio ambiente. El hecho de que la mayor parte de los
administradores y políticos locales carecieran de la necesaria competencia
técnica a menudo facilitó el acceso a los Concejos Municipales por parte de las
instituciones de la sociedad civil (empresas, centros de investigación,
organizaciones populares, sindicatos, cámaras de comercio, etc.) en grado de
prestar un nivel de asistencia apropiado. Además, debido a los limitados
recursos públicos, la necesidad de agrupar iniciativas públicas y privadas (y a
veces ofrecer asistencia internacional) cobró cada vez mayor fuerza. Como
resultado, las administraciones locales perdieron su alcance “burocrático”
tradicional y se convirtieron en el punto de convergencia de los procesos de
consulta y de concertación, con participación de todos los actores sociales del
territorio municipal. Durante la primera mitad de los años noventa esta
evolución fue especialmente evidente en los países cuyos gobiernos -debido a
los graves conflictos políticos nacionales- no estaban suficientemente
capacitados o legitimados para controlar el Estado periférico, por lo que los
gobiernos locales descentralizados adquirieron un alto grado de autonomía (por
ejemplo en Colombia, El Salvador, Perú y Chile).
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