VULNERABILIDAD
SOCIAL
El concepto de pobreza, que ha sustentado la mayor parte
de los trabajos sobre el tema, realizados en las dos últimas décadas, es
entendida como carencia y refiere a un estado de deterioro, a
una situación de menoscabo que indica tanto una ausencia de elementos
esenciales para la subsistencia y el desarrollo personal como una insuficiencia
de las herramientas necesarias para abandonar aquella posición. Estas carencias
refieren a dificultades más estructurales o más coyunturales, según sea la
índole de los indicadores que se utilizan y por ende, el método por el cual se
mide y clasifica el fenómeno. De este modo se es pobre cuando no se logra
satisfacer algunos de los requerimientos que han sido definidos como
"necesidades básicas", pero también se es pobre cuando, aun
cubriéndolas, los ingresos se ubican por debajo de una imaginaria línea de
pobreza. Como resultante se habla de pobreza estructural, pauperizados, pobres
por ingreso; estas distinciones marcan algunas características de quienes se
encuentran en esta condición y en todo caso muestran que los primeros,
independientemente del ingreso en el momento de la medición, han tenido
históricamente dificultades para alcanzar niveles mínimos de acumulación
familiar.
En esta línea que entiende pobreza como
carencia es a la que se vinculan las nociones de vulnerabilidad y de exclusión
y la posibilidad de pensar si pueden ser herramientas analíticas que permitan
una aproximación más dinámica tanto a la diversidad de situaciones a las que se
enfrentan los que de una u otra manera son partícipes de algún tipo de
privación como para indagar en el proceso por el cual amplios sectores de la
sociedad perdieron la participación en una o varias formas de relación social.
Los hogares vulnerables -y los individuos- se
enfrentan a riesgo de deterioro, pérdida o imposibilidad de acceso a
condiciones habitacionales, sanitarias, educativas, laborales, previsionales,
de participación, de acceso diferencial a la información y a las oportunidades.
Las unidades de análisis conformadas por agregados remiten, en su
construcción, a la objetivación de diversas relaciones que operan en los
espacios de interacción e involucran a los componentes de los grupos
familiares; desde los lazos de consanguinidad y copresidencia hasta los
sistemas de poder, autoridad y adjudicación de responsabilidades, así como los
sistemas de normas y valores que rigen. No debe asumirse como espacio armónico,
de consolidación de afectos, sino también de tensiones.
Como se ha señalado antes, la propuesta de trabajar la
vulnerabilidad social de modo que permita analizar las diferencias,
las heterogeneidades, el mayor o menor nivel o grado de fragilidad y de riesgo de las
unidades familiares, incluye considerarla en diferentes ámbitos o dimensiones,
algunos que hacen al contexto, otros al micro espacio de relaciones conformado
por las características de los miembros. A partir de la información que se
registra para los individuos o para el hogar, según sea la dimensión que se
considere y de modo de poder establecer las relaciones pertinentes, se
construyen las unidades de análisis.
Las dimensiones que se proponen corresponden a su vez a diferentes
niveles: contextual, familiar-doméstico e individual. Estos niveles se
vinculan, en cierto modo, a pensar desde una metáfora espacial, limitaciones
que operan "desde arriba" –el régimen político y social de
acumulación- y "desde abajo" –los atributos individuales-. Las
distintas instancias analíticas plantean diferentes necesidades de información
y requieren de instrumentos técnicos y analíticos diversos, que al mismo tiempo
permitan establecer las vinculaciones. La información a utilizar responderá a
cada requerimiento específico según las dimensiones o los planos que se han
planteado. Se asume la postura de la complementariedad de los métodos de
recolección y análisis, vinculada al ámbito específico de la problemática que
se aborda.
Para analizar las situaciones de
vulnerabilidad, se proponen las siguientes dimensiones:
1. Con relación al
hábitat y a las condiciones habitacionales, los indicadores que se
seleccionaron permiten evaluar el acceso pasado y actual a un aspecto de las
condiciones materiales de existencia logradas en el tiempo. En cierto modo
miden situaciones menos coyunturales, si bien no se pueden evaluar, con los
indicadores usados, qué acciones se llevaron a cabo para llegar a este nivel, como
por ejemplo el "sacrificio de bienes pasados".
2. Vinculada a los tipos
y formas de la organización familiar, así como a la posición social de los
hogares, ya que las características sociodemográficas de los hogares y su
ubicación social importan para analizar requerimientos y necesidades y la
posibilidad de satisfacción, según diferentes etapas del ciclo vital,
responsabilidades según género y generaciones.
3. Ligadas a las características
educacionales, ya que no sólo advierte sobre las capacidades operativas de
la población y la posibilidad de dar respuestas a los requerimientos del
mercado laboral, sino también de los posibles niveles en la adquisición de, y
en la exposición a, redes de socialización. Incidiría también en la
conformación de determinado capital social y cultural. En este punto es
particularmente importante considerar los niveles de escolaridad de modo
diferencial según los grupos de edad y de los lugares que ocupen en la
estructura familiar.
4. Con relación al ámbito
laboral, ya que el trabajo como recurso generador de recursos, no sólo
posibilita el sustento material de la existencia, sino también que determinadas
formas y condiciones de trabajo provean –o no- seguridad, reconocimiento e
inserción en alguna clase de mecanismo de integración y cohesión social. En
esta dimensión sería pertinente considerar también las trayectorias como uno de
los recursos explicativos de mayor o menor logro en los niveles de acumulación
de activos materiales y no materiales, estos últimos vinculados a las formas de
capital social que se pueden generar a través de la inserción en diferentes
ámbitos.
5. Con aspectos
relativos a lo previsional ya que muchas de las garantías
asociadas a la condición salarial están en retroceso.
6. En el ámbito
relacional, que contemple las posibles inserciones de redes de relaciones,
en sistemas de sociabilidad, de contención que hacen a la integración en
diferentes lazos sociales.
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